Antigua y Nueva Alianza
¿Dice la Biblia que debemos guardar el sábado en lugar del domingo?
¿Dice la Biblia que al infierno irán buenos y malos?
¿Dice la Biblia que los muertos están como dormidos?
¿Dice la Biblia que debemos pagar el diezmo?
¿Dice la Biblia que comer carne de cerdo es pecado?
La respuesta a todas estas preguntas en SÍ, pero la pregunta es: ¿en qué parte de la Biblia lo dice? En el Antiguo Testamento. Cuando se viene a cuestionar la fe católica, muchas de las cosas que se vienen a cuestionar están en el Antiguo Testamento. Para una persona que maneje el Antiguo Testamento, fácilmente dice está en la Biblia y luego pregunta ¿usted cree que la Biblia es Palabra de Dios?, y los católicos dicen que si. Entonces todo lo que diga la Biblia es verdad, pero hay cosas que ya no aplican para los cristianos en el Nuevo Testamento. Por ejemplo, la Biblia también dice que hay que circuncidarse. Hay muchas cosas que dice la Biblia, pero no basta con que esté en la Biblia.
La Biblia dice muchas cosas que se aplican solo para el Antiguo Testamento, para el pueblo de Israel, porque fue la alianza de Dios con el pueblo de Israel. ¿Significa esto que los católicos despreciamos el Antiguo Testamento? No. Cada vez que se asiste a misa, especialmente la dominical, se lee el Antiguo Testamento, un salmo (que es también del Antiguo Testamento) y el Nuevo Testamento, además del Evangelio, y de estas, el Evangelio es la lectura que tiene un lugar más solemne, por eso la escuchamos estando de pies, pues en el Evangelio nos habla Cristo directamente, tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento nos hablan de Cristo, pero el Evangelio es Cristo quien nos habla. Por eso los católicos creemos que el Evangelio es el corazón de la Biblia.
Entonces, ¿Quién es nuestro maestro?, ¿a quién debemos seguir?, ¿qué debemos hacer? La respuesta la da la misma Biblia:
Unos ocho días después de estas palabras, tomó consigo a Pedro, Juan y Santiago, y subió al monte a orar. Y mientras oraba, el aspecto de su rostro se cambió y sus vestidos eran de una blancura fulgurante. Y he aquí que conversaban con él dos hombres, que eran Moisés y Elías; los cuales aparecían en gloria, y hablaban de su partida, que iba a cumplir en Jerusalén. Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero permanecían despiertos y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Cuando ellos se separaron de él, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, bueno es estarnos aquí. Podríamos hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías», sin saber lo que decía. Estaba diciendo estas cosas cuando se formó una nube y los cubrió con su sombra; y, al entrar en la nube, se llenaron de temor. Y vino una voz desde la nube, que decía: «Este es mi Hijo, mi Elegido; escúchenlo.» Cuando cesó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos callaron y, por aquellos días, no dijeron a nadie nada de lo que habían visto.
Lucas 9,28-36 (Biblia de Jerusalén Latinoamericana, 2013)
Aconteció como ocho días después de estas palabras, que tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar. Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente. Y he aquí dos varones que hablaban con él, los cuales eran Moisés y Elías; quienes aparecieron rodeados de gloria, y hablaban de su partida, que iba Jesús a cumplir en Jerusalén. Y Pedro y los que estaban con él estaban rendidos de sueño; mas permaneciendo despiertos, vieron la gloria de Jesús, y a los dos varones que estaban con él. Y sucedió que apartándose ellos de él, Pedro dijo a Jesús: Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí; y hagamos tres enramadas, una para ti, una para Moisés, y una para Elías; no sabiendo lo que decía. Mientras él decía esto, vino una nube que los cubrió; y tuvieron temor al entrar en la nube. Y vino una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado; a él oíd. Y cuando cesó la voz, Jesús fue hallado solo; y ellos callaron, y por aquellos días no dijeron nada a nadie de lo que habían visto.
Lucas 9:28-36 (Biblia Reina-Valera, 1960)
Cuando alguien escucha que hay que practicar el sábado, ¿a quién está escuchando? A Moisés. Cuando alguien escucha que no hay comer carne de cerno, ¿a quién está escuchando? A Moisés. Pero la Escritura a quien dice que hay que escuchar es a Jesús.
Entonces, ¿para qué se tiene el Antiguo Testamento? ¿Se debería ya de quitar? ¿Tiene todavía valor?
El Antiguo Testamento es Palabra de Dios, al día de hoy sigue siendo Palabra de Dios, por lo que no se puede, ni se debe quitar, porque todavía tiene valor. Entonces hay que entender que lugar tiene en la Sagrada Escritura y en la historia de salvación el Antiguo Testamento.
El Antiguo Testamento es referido como La Ley y los Profetas. La Ley y los profetas siempre anunciaron a Cristo Jesús, hablaban de un mesías, de un cristo (ungido). Así, Cristo es el protagonista del Antiguo Testamento, y también del Nuevo Testamento.
El Antiguo Testamento representa una superación de las costumbres antiguas. Antes de Moisés y los profetas se tenía un mundo pagano, con práctica no muy conformes con la ley del Señor. Luego viene el Antiguo Testamento, superando el mundo pagano. Luego viene Cristo superando el Antiguo Testamento.
En forma análoga, cuando una persona pasa de sus años de infancia a la escuela, comienza una primera superación, de un mundo de solo juegos a un mundo académico. Luego, cuando pasa al colegio, se supera nuevamente. Esta nueva segunda superación no significa que se anula lo aprendido en la escuela. Y más allá, cuando esa persona continúa estudiando en la universidad, se ha superado nuevamente, sin que esto signifique que se anula lo aprendido en el colegio ni que se anule lo aprendido en la escuela.
Antes del Antiguo Testamento, si alguien te hace un daño, tú lo matabas. Llega el Antiguo Testamento y dice Ojo por ojo, y diente por diente, es decir, no se puede hacer un daño mayor al que te han hecho. Finalmente viene el Nuevo Testamento y dice si te dan por una mejilla, pon la otra, es decir, nos habla ya del perdón y de la gracia.
A nivel religioso, en el mundo pagano antes del Antiguo Testamento, la humanidad creía en muchos dioses, baales. Llega el Antiguo Testamento y dice un solo Dios y finalmente llega el Nuevo Testamento y dice un solo Dios en tres divinas personas.
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